El masaje linfático aporta importantes beneficios
En el sistema nervioso, ya que reduce la tensión nerviosa y dolores de cabeza producidos por estrés y ansiedad.
En dermatología y estética se emplea en casos de acné y para eliminar arrugas, aunque toda la piel mejora su salud.
En el sistema circulatorio, al cual estimula y consigue que los fluidos del cuerpo se dirijan a la linfa para su depuración.
En el sistema inmune, mismo que es reforzado, pues en la composición de la linfa se localizan linfocitos, tipo de glóbulos blancos que protegen contra posibles infecciones.
En reumatología, ya que ayuda en el control del dolor en artritis (inflamación de articulaciones), artrosis (daño en cartílago de las articulaciones y desintegración de sus superficies óseas) y osteoporosis (disminución de la mineralización de huesos).
En el proceso digestivo, ya que colabora en la asimilación de los nutrientes por parte del estómago.
La eliminación de toxinas resulta no menos importante para acabar con la fatiga, mejora la retención de líquidos, participa en la regeneración celular, además de que participa en la eliminación de grasa corporal.
El drenaje linfatico junto con una mesoterapia específica ayuda a disminuir el linfedema que aparece en personas que han sido sometido a radioterapia. En la clínica disponemos de un programa especifico para tratarlo.
FUNDAMENTOS
De manera natural, nuestro organismo acumula a diario gran cantidad de toxinas. Facilitar su eliminación trae importantes beneficios, y una forma de hacerlo es mediante un masaje que estimule al sistema linfático.
Las toxinas son residuos que nuestro organismo acumula inevitablemente por el ritmo de vida que lleva, es decir, entrar en contacto con compuestos contaminantes y medicamentos, así como la alimentación diaria, generan estas nocivas sustancias.
Si a ello agregamos el hecho de vivir bajo estrés constante, fumar, no descansar el tiempo adecuado, comer a deshoras y hacerlo sin aportar los nutrientes necesarios, la aglomeración tóxica producirá problemas considerables, desde la popular celulitis hasta cáncer. Es de todos sabido que corregir los malos hábitos y hacer ejercicio de forma periódica reduce el cúmulo de toxinas, pero en ocasiones no es suficiente y tiene que echarse mano de recursos alternativos, por ejemplo, estimular al sistema linfático mediante masajes especiales, como los que la consulta pone a su disposición.
Por principio de cuentas recordemos que la linfa es el elemento más importante del citado sistema; estamos hablando de un fluido que transporta nutrientes a las células y recoge de ellas productos de desecho y partículas extrañas para desalojarlas del organismo, empleando como vía de transporte una red de pequeños vasos. En su trayecto, la linfa atraviesa estructuras en forma de frijoles llamadas ganglios o nódulos linfáticos, los cuales filtran los compuestos que esta sustancia transporta para ser destruidos; estamos hablando de proteínas, bacterias, virus, sustancias extrañas o trozos de células, todas ellas toxinas. Este proceso es el que realiza el llamado sistema linfático. Cabe destacar que los ganglios linfáticos están localizados en cuello, axilas, ingles, atrás de las orejas, abdomen, tórax, garganta, cerca del codo, encima de la clavícula, debajo del mentón y en pelvis.
Ahora bien, aunque parece un procedimiento bioquímico sencillo, en realidad es muy elaborado y susceptible de fallos, los mismos que pueden acentuarse si una persona no hace ejercicio (es sedentaria), tiene obesidad o hábitos poco saludables. Cuando así sucede, las toxinas se irán aglomerando por no ser totalmente eliminadas del organismo y empezarán a manifestarse los problemas; la celulitis es uno de ellos.
Al aumentar su número, las toxinas se adhieren a las paredes internas de los vasos linfáticos hasta formar edemas (pequeños bultos identificados como linfedemas), y con ello se dificulta el flujo del sistema total; un efecto más de este fenómeno es la destrucción de colágeno y elastina (componentes que ayudan a mantener la piel suave y firme), provocando flacidez y permitiendo acumulación en forma de grumos de agua, grasa y toxinas debajo de la piel de cadera, muslos, piernas, glúteos, abdomen y brazos, lo que se conoce como celulitis.
El drenaje linfático es un masaje suave con las manos, que se realiza en seco sobre el área a tratar, y que consiste en movilizaciones lentas y progresivas en forma ascendente, las cuales simulan la circulación normal de la linfa. Inicia en cara y mandíbula, áreas en las que hay gran concentración de nudos linfáticos, mismos que son presionados suavemente por los dedos en forma circular, continúa en las axilas por la misma razón, y, si se quiere eliminar la celulitis, se extiende a las zonas donde ésta se manifieste.
El efecto es el siguiente: cuando la viscosidad de la capa de grasa subcutánea disminuye, el flujo de sangre y drenaje linfático aumentan, facilitando la eliminación de toxinas por la orina, al mismo tiempo que se mejora la función celular. En otras palabras, poco a poco los grumos de grasa y agua se desvanecerán y el aspecto de piel de naranja disminuirá de forma considerable.